
Cuando un cronopio llora lo hace en cualquier lado y bajo cualquier circunstancia. Puede abstenerse según la compañía con que cuente, pero en definitiva al menos una lágrima se le saldrá. Pocos se contienen y no sienten vergüenza al hacerlo.
Cuando al fin son una maraña de suspiros, lágrimas y mocos, los cronopios sienten unas presión en el pecho, como si este fuera un tanque con agua contenida. El estómago les duele y la respiración se entrecorta.
Cuando un cronopio llora es directo y sin reservas. Eso sí, lo que sí es realmente cierto es que pueden llorar más de dos veces por las mismas cosas.