viernes, 30 de octubre de 2009
Cuando un cronopio llora
Cuando un cronopio llora lo hace en cualquier lado y bajo cualquier circunstancia. Puede abstenerse según la compañía con que cuente, pero en definitiva al menos una lágrima se le saldrá. Pocos se contienen y no sienten vergüenza al hacerlo.
Cuando al fin son una maraña de suspiros, lágrimas y mocos, los cronopios sienten unas presión en el pecho, como si este fuera un tanque con agua contenida. El estómago les duele y la respiración se entrecorta.
Cuando un cronopio llora es directo y sin reservas. Eso sí, lo que sí es realmente cierto es que pueden llorar más de dos veces por las mismas cosas.
domingo, 25 de octubre de 2009
Desconocidos
¿Sabías que me aterraba
verte partir
sin antes mirar tus manos?
Sí.
Necesitaba saber
que llevaban mi piel
aunque fuera en fragmentos etéreos.
¿Sabías que cuando sonreías
e inclinabas tu cabeza
yo sentía como si estuvieras
meciendo mi cuerpo
arrullado en sielencios?
Amaba enredarme
en abrazos que sonreían
en los que coleccioné
solo cada vez que te veía.
¿Sabías que amaba las mariposas?
Una vez disequé una
para guardarla en un libro
pero ella voló hacia otra nido:
una página que no las conocía.
¿Sabías que aún no encontraba
palabras para ti?
No existía una certera
ninguna se amoldaba a tu esencia
por eso de debía siempre una
pero a cambio
te daba todas estas.
¿Sabías que no sabíamos nada?
Y aunque aún sea así
y te alejes,
yo sigo sentada en mi ventana.
jueves, 22 de octubre de 2009
Cada vez suenas mejor
"Para el hombre que sin sonido me dice más que cuando habla"
Al bolero que prefiero
a la ducha en las mañanas
a mi hambre del mediodia
a mis manos cuando te marchas.
Suenas a niño inquieto
suenas a mar sin agua
al aguacero de los martes
al quehacer de la cigarra.
A vuelo de pajaros tardíos
simplemente a reloj ahuecado
suenas a vino compartido
y me encanta cuando solo te callas.
martes, 13 de octubre de 2009
Colecciones
Coleccionaba
las basurillas que encontraba
en las esquinas del baño
o guardaba botones
de alguna ropa que desechaba.
Disfrutaba
tomar piezas absurdas
como tacones de zapatos
chapitas de botellas
sobros de tela
y broches oxidados
para meterlos todos
en una caja de madera.
Lo escogía todo
por inusual y ridículo
que pareciera.
Sin embargo
hasta esa noche
le enseñaron
que entre sus reliquias
aún no coleccionaba muecas.
sábado, 3 de octubre de 2009
Alicia
Para Gerald, cuya Alicia está encadenada
Alicia bajó por un túnel
y libró sus ansias de soñar
tomó en sus manos el tiempo
las excusas de niña
y dejó de pensar en el sol.
Tiene una casa y un río de lágrimas
un bastón sin dueño
tazas de té vacías
y un reloj que no hace tic-tac.
No conoce la maldad de los hombres
pero imagina que no todos
son del color de sus zapatos
porque cree infinitamente
en las maravillas de su país:
ese donde solo ella sabe cantar
aquel que no le tiñe con sangre
el camino a los sedientos
ese país que no se le acaba nunca
el que inventa todas las noches
mientras abre una ventana pequeña.
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