Quiero verte desnuda la quietud
regarte en pleno campo
con aquella tinta dulce, casi hirviente
llenarte poro a poro
de flores y silencios.
Dejar que se me escape el rostro
volver al detalle de tus lirios
puntiagudos, casi humanos
para cubrirte los muslos tibios
con trazos de carbón puro.
Cernir mareas de colores
para que renazcan pieles
en tu vientre, casi jardín
con ayuda de mis soles
con tu semilla seductora.
Reconstruir los campos
mientras las bocas
exprimen su sabia, casi un mar
Sin lucha ni paciencia
sin prisa y con soltura.
Quiero oírte en luz serena
con este par de ojos
aislados y soberbios, casi apóstoles
de tus líneas descubiertas
de tu paz inmóvil y sincera.