Todas las noches
rogale un poco a los santos:
pedí una taza de café para el sol,
vino en las aceras,
que la muerte pueda vivir
en el tren de la ciudad,
una casa para las hormigas de tu cuarto
y más sueños para tu almohada.
Talvez puedan darle
un par de historias al diario de tu vecino,
fotografías a los parques
o besos de porcelana a los ricos,
burbujas como aviones al cielo
y chasquidos a los semáforos.
Tiene que haber
algo para el miedo
rogale un poco a los santos:
pedí una taza de café para el sol,
vino en las aceras,
que la muerte pueda vivir
en el tren de la ciudad,
una casa para las hormigas de tu cuarto
y más sueños para tu almohada.
Talvez puedan darle
un par de historias al diario de tu vecino,
fotografías a los parques
o besos de porcelana a los ricos,
burbujas como aviones al cielo
y chasquidos a los semáforos.
Tiene que haber
algo para el miedo
así como quien te dé trofeos
por ver pasar atardeceres
y un oleaje sin marinos.
Si finalmente
las velas llegan a quedar
en culitos de humo,
tus rodillas cansadas
ya han conseguido al menos
el perdón de tu inocencia
y sentís que nada te redime,
andá a dormir,
perdonate dos veces,
convirtite en dios cada noche
y concedete el paraíso.
por ver pasar atardeceres
y un oleaje sin marinos.
Si finalmente
las velas llegan a quedar
en culitos de humo,
tus rodillas cansadas
ya han conseguido al menos
el perdón de tu inocencia
y sentís que nada te redime,
andá a dormir,
perdonate dos veces,
convirtite en dios cada noche
y concedete el paraíso.