Dejé de buscarme en la sala de espera:
el reloj dio la hora de salida
y me quedé sin nadie, a oscuras.
En los cuadros de la pared
se quedó un guiño suspirando
un reflejo de mí misma
despintada y somnolienta.
Tal vez mañana
de vuelta al mundo sin remedio
me hallen conectada a una lámpara
como queriendo ser el sol de noche
tal vez mañana
otra vez sin causa
me quede esperando a alguien
que al menos cierre la puerta.