Solo basta decir que sí
no ahondar en la correspondencia
de ese silencio tuyo
listo para secar la senda del adiós
con un par de sábanas
y varias notas en el anonimato.
Es justo pasearse por el parque
deslumbrar a otros con los versos de ayer
sin la necesidad de colorear tus puntos blancos
dejar los zapatos al lado de los pies
para simular el descanso
y sombrear el piso
mientras no avanzamos en nada.
Estrictamente necesario
es vaciar el nombre en las puertas
aparecer con eso que te hace único
en
apariencia
y dejar de sofocar la oscuridad
con esas ideas tan antiguas
que se salen por tu ojo derecho,
por tu palabra hueca.