
Habría sido Alejandra...
Viento del sur o lluvia de abril
Quiero saber dónde debo ir
No quiero estar sin poder crecer
Aprendiendo las lecciones para ser
Nito Mestre
"Alma verde, verde corazon
Has hecho tu nido de acero y cartón
Alma verde, verde corazon
Vives sobre un cable de alta tensión
Pero cantas igual como canta el agua
De un nuevo manantial
Igual que la tierra mojada
Cuando llueve la paz
Cantas igual como canta el viento
Que juega entre el cafetal
Igual que la risa de un niño en navidad
Ave de mi ciudad"
Alux Nahual
Para Gerald, cuya Alicia está encadenada
Alicia bajó por un túnel
y libró sus ansias de soñar
tomó en sus manos el tiempo
las excusas de niña
y dejó de pensar en el sol.
Tiene una casa y un río de lágrimas
un bastón sin dueño
tazas de té vacías
y un reloj que no hace tic-tac.
No conoce la maldad de los hombres
pero imagina que no todos
son del color de sus zapatos
porque cree infinitamente
en las maravillas de su país:
ese donde solo ella sabe cantar
aquel que no le tiñe con sangre
el camino a los sedientos
ese país que no se le acaba nunca
el que inventa todas las noches
mientras abre una ventana pequeña.Dejaré que las golondrinas
hagan su nido en primavera
y se instalen en mi tronco marchito
para avivarlo con cantos eternos.
Polifónico manto de trinos
cubrirá mis flores oscuras
y tejerá una melodioso sensación
olvidada con el pasar de los años.
Las golondrinas
se alimentan con mi carne,
beben la savia de mis noches
y sobreviven junto a mi.
Sentiré cómo su calor mañanero
inventa un paraje momentáneo,
cómo su fugaz resplandor
habla de tiempos completos.
Dejaré que las golondrinas
hagan su nido en primavera.
Mañana será invierno
y el el frío se apoderará nuevamente de mis campos.
María llora. Ella leyó un verso inconcluso y los ojos se volvieron crepúsculos de agua y sal.
Le pidió permiso al poeta, permiso para mojar el papel de tan serenas líneas. Con cada letra hará un pétalo y al final regará un florero de amapolas.
Es de noche y María llora. El poeta accede a su pedido y se siente morir cuando la escucha. ¿Qué sus versos son tan tristes? ¿Qué hace que ella recuerde o extrañe?
María hace espirales con palabras, escalones ascendentes para llegar no sabe dónde. Ella sube, mientras el agua de sus ojos baja. Contramarea. Contracorriente.
Entre dientes, apenas en silencio, María cuenta que una tarde vio desaparecer la luz y por más que gritó, por más que movió sus brazos, no se la trajeron de vuelta... el ansia se quedó en sus venas.
María empapa su cabello y lo corta en finos pedazos, mitades de pasado, fragmentos que no desea. Llora. Está incompleta, pero llena de llanto.
María llora. Y espera. Pide se detenga todo para mirar por la ventana sin que esta vez le roben las nubes.
¿Y el poeta?
El poeta le escribe una historia. Le inventa una voz. Y la mira. No la toca. La oculta en un verso incompleto, ese con el que ella ha llorado... en pedazos, como su cabello. No sabe ya el por qué de su llanto ¿Fue el poeta o lo que quedó de su silueta?
El poeta se detiene. Duerme un rato para recuperar su imaginación. Finge con los ojos cerrados. En realidad piensa.
Él no llora, sólo crea. Le pide a unas estatuillas de barro un soplo iluminador. El polvo en su gastada soledad le cubre el rostro.
¿Y María?
María llora. El poeta es ahora verso. Contramarea. Contracorriente. Y aunque ahora está completo, ella aún se deshace en llanto.