por usar tus manos desconocidas
para aliviar la inquietud
que no pertenece a mi cuerpo.
Libérame
de la angustia que adolece
en un pecho desconsolado
y no permitas que peque
al desear tu boca de madrugada.
Sálvame
de padecer ante tu huida
porque no soy capaz
de controlar mis venas sedientas.
No puedo con este martirio
de verme desvanecida
ante tu voz a lo lejos
Pídeme mis ansias,
cazador de rojos anhelos
y líbrame de ser tu presa
porque no temo pecar
encadenada a tu aliento.
Ruego salvación
redención, perdón
porque aunque te marchas
y no te llevas nada de mi
tu calor ronda en mi piel
y te sigo esperando en silencio.