lunes, 7 de febrero de 2011
Hombres de la tarde
Algunos hombres
siguen viendo la luna
con resplandor debajo,
como un sol celeste de la tarde
que abriga y entumece distante.
Otros encuentran a su paso
un manojo de lirios
que llaman cantando al cielo.
Quizás nos preguntamos
si esos son mejores
porque encuentran en los charcos
el mar de sus travesías
en los sombreros su pan diario
en un bastón un paso de baile
o en su corazón el universo.
A algunos hombres
Dios les apaga la luz todas las noches
para que piensen en el mañana
rebuscando formas
de cómo curar al mundo
de tanto déspota y tanto hambriento.
Otros cantan a las estrellas
mientras le coquetean a la luna
a aquella luna, casi sol, en tarde,
que aunque es la culpable
de que los llamen locos
es quien, al menos,
los hace cada vez más humanos.
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2 comentarios:
"Yo no renuncio y me quedo a intentar mejores tiempos
Aunque me arriesgue a perder mi lugar entre los cuerdos"
Hay que seguir cantando, a todo lo que haya en el cosmos...
en la tarde, la mañana, la noche, la madrugada, seguir cantando... a ver en que momento se nos empiezan a salir los pájaros para poblar esta tierra.
¡AMÉN!
Gracias, mi quelite bello
Abrazos
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