Cada quien acostumbra despegarse el cuerpo
acomodarlo en los percheros de la viday decidir cuándo pasa de moda.
Nadie se pregunta si es mejor vestir sin etiqueta
si vale llevar tacones para quebrantarse
o si el mejor remedio es vivir a la antigua
con el traje natural de la inocencia.
Apostamos en vitrinas a lo verdadero
nadie hace lo necesario por permanecer
en el patrón de su esqueleto
sino que abunda una necesidad
de creer que los nombres y los pasos
se guardan en los roperos.
Llevamos el rumbo de los otros
ajustamos medidas que ahogan
y nos vemos parte de un cuerpo rutinario
que va y viene en decenios.
Ninguno se envidia a sí mismo
o se impone como el estilo en boga
porque solos, de la forma más cruel y sencilla,
no deshilachamos en ruecas inventadas
para pinchar las conciencias.
4 comentarios:
Qué buena eres Lya cuando escribes.
Te deseo lo mejor.
Besos de azabache en el altar de la inocencia.
-¿Te gusta la poesía? -preguntó.
Anna asintió con un gesto. El viejo Woody, con el pulgar, acomodó en la pipa el tabaco ardiendo.
-Pero -empezó mientras volvía a chupar la pipa-, ¿sabes tú lo que es la poesía?
-Sí -replicó Anna-; es algo así como coser.
Anna barajaba mentalmente las palabras.
-Bueno, es hacer con trocitos diferentes algo que es diferente de todos los trocitos. (del libro "Mister God, this is Anna)
Gracias,mi Tecla hermosa.
Te dejo mis abrazos con rizos y piruetas.
Besos
por eso, 2 trocitos más 3 trocitos no siempre son 5... y bueno, el 2 no es otra cosa que un 5 visto al revés
mi número 5
:)
gracias, anónimo
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