Abro el grifo de la paciencia
y escurro la ciudad de mis costillas
enjabono las aceras de mis dedos
llenas de pisadas y basura
ampliamente invadidas
por el humo de los pobres.
Es como trapear el suelo en mi espalda
cansada de chocar con gentes en los buses
o de pagar mal los taxis
con billetes caros que no me dan de comer.
Riego mis ojos de gato
con una luz menos fosforescente
con un semáforo que grita verde-paso-a-amarillo
al llegar al vientre transitado
que grita rojo una vez que se detuvo el tiempo.
Restriego mis paredes y mis techos
mis brazos con cuita de palomas
pero de unas que ya ni vuelvan y arrullan
de unas como yo que prueban el pan añejo
de una ruta que alguna vez le dio de comer.
1 comentario:
Hermosa combinación de palabras!
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