En setiembre tejo los colores
me refugio en las manos de los niños
y caigo en razón de que vos
vos seguís siendo los años completos.
No es un mes, no es retiro,
es la huella de cada día aventurero
se me olvida lo pesado de las horas
y seguimos siendo nosotros.
Te sumo a la manía de pronunciar
cada palabra como si fuera un cuento
me alejo de las calles y los calendarios
para resguardarte en treinta días más de amor.
Y me espero al pasar del tiempo
detengo la cuenta de cada ventana que se asoma
y me imagino a setiembre
como tu boca y tu pecho de día.
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