lunes, 24 de junio de 2013

Humano


Si se me olvida la humanidad
en cada sendero de la vida
llénenme de sal el cuerpo
de musgo y jabalinas los ojos
porque nunca ha sido este tiempo
más que para eternizar la espera
para reconstruir las paredes y los techos
de aquellos que se comen al aire
y siguen sonriendo en silencio.
Nunca se podrá escapar de mí
esa incansable sensación de poseer
el mundo entero y sus ropajes
las calles y cada nombre
el vapor de un hermano que respira
porque para eso vine
para eso me despierto todos los días
y descobijo la realidad
que quién sabe por qué

no me toca vivir. 

2 comentarios:

Miguel Quintero dijo...

Hace mucho tiempo, cuando apenas era un adolescente, tenía el devaneo fantástico (típico de la etapa temprana de mi padecimiento) de salir en las tardes-noches por el barrio donde vivía en aquel entonces, y como un fantasma, meterme en las casas de todos los vecinos y estudiar sus costumbres,sus vidas, para ver si podía cambiar alguna situación negativa, en favor de la homeostásis familiar. Un pensamiento alimentado por "La era está pariendo un corazón" de Silvio, sonando en mi habitación de entonces. Poco tiempo después, tuve la oportunidad de trabajar como Técnico de Salud Comunitaria, en varias comunidades del país y cumplí con ese devaneo. Este poema me hizo recordar todo el rollo anterior; aquel idealismo, aquella pasión, que sinceramente no sé si regresarán algún día, pero que gracias estas palabras, a este poema, puedo revivir. Gracias Ale. Saludos.

Rónald Gamboa Venegas. dijo...

No hay algo más rico que leer un poema como este e irse llenando de preguntas la cabeza y a la vez dibujando una sonrisa de asombro, además de que al corazón se le antoja latir más fuerte en cada imagen que se pinta, me encantó