Hay un faro en cada ola de mi boca
una entrada de luz que no estorba
ni debilita ese peregrinaje
hacia mares de gente que no habla.
Cada eje forma un templo
que resguarda aquel destello
un girar interminable
un asombro que
de vez en cuando
se apaga.
2 comentarios:
Tenía razón Borges cuando afirmó que su orgullo no pertenecía a las letras que él había escrito, sino, que estaba orgulloso de las que había leído y ahorita creo tener ese mismo orgullo positivo al leer estas letras, de una potencia surrealista entrañable y temporalmente lejanas. Espero pacientemente tenerlas, algún día,en su totalidad, en mi biblioteca y si es posible, autografiadas.
gracias... yo también espero que algún día sea posible :)
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