Era definitivo:
ella le daba viento-burbuja
le pintaba un espejo de amor
cosechaba luz
en su lugar preferido: aquí...
él pensaba en ella
como alada profecía
del cielo mismo hecho carne
como un baúl de miel...
Era de suponerse:
los cuentos tienen secretos,
se escriben a media luz
y ponen final al silencio.
Algunos,
hechos de carne y hueso
empotran verdades
en las ventanas del mundo.
Otros,
tal cual el de ellos,
acontecía
perfecto
entre la algarabía
de sus rostros
en el minucioso hilar
de sus huesos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario