Soy de esas que va a los ríos
pide tres deseos a una cuadrilla de olominas
y cree que de verdad la oyen
o al menos que le leen los ojos
así de simple como un nombre
cuya magia radica en dar vida a las cosas
en expirar aire sincero
capaz de volver real cualquier distancia
tan pero tan absurda
como las que quieren llorar cada mes un poco
al no entender al mundo, ese mundo ajeno
que se va y no regresa
el mundo que se queda con las manos llenas
adoloridas
así,
la que se fuma la vida por gusto
para que el aire quede limpio
para otros.