Los martes me saben
a mango verde con sal
y una pizca de azul-celeste.
Tengo tres palabras con olor a vainilla
y cada vez que toco mi cama
viene a invadirme un sonido limpio
como el de dios abriendo los ojos.
Mis hermanos saben
a pan casero de abuela Margarita
quien como su nombre lo dice
es una flor con olor a blanco
mi papá brilla con sonidos claros
y mamá, mamá escucha todos los colores.
Las ventanas, los buses y los libros
suenan a bienvenida
una que en silencio me sonríe.
Siempre que cocino algo
te recuerdo a vos, amigo,
perdido en el sueño de las nochecapaz de recordarme como sea.
Esta ciudad
me saben a una sola cosa:
a dulce de leche y eternidad
a pino y cereal tostado
a violeta y limón ácido.
Yo misma huelo a días
siembro terciopelo en eras profundas
y me voy a contar hazañas
sin más que dos ojos,
un olor...
todas palabras.
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