Me devoro
hasta el deseo de ser otra.
Muerdo y habito
sin procurar perderme
en los fallos del pulso.
Se trata
creo yo
de saborear
las sinrazones del delirio
y ser nueva
domesticada...
ser la pizca de sal
en la receta
de todos los días.
2 comentarios:
Gracias por compartir, tus letras se convierten en vivencias.
Me encanta la idea de ser la pizca de sal
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