viernes, 1 de abril de 2016

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Es imposible 
no humedecer el ojo
cuando los pájaros saludan las auroras
y las praderas en mis manos
son pequeños jardines que despiertan.

En la disputa de pan
entre un hombre y un perro
amanece a camino incierto
se avivan todos los pasos
las rosas y los parques
porque no se puede dormir
y sonreír al mismo tiempo.

Amanece…

Inútilmente la calle intenta hacer silencio
o tal vez  puedo ser yo
tapándole los oídos a un día
incapaz de despabilar
cuanto recuerdo hubo de anoche.