miércoles, 29 de septiembre de 2010

Hueco



Tenía que callarme
absorberme esta inquietud
ante el inexplicable hecho
de ver vacías las sillas.

Debía entenderlo
abrirle portillos
en respuesta inmediata
a mi incomprensión,
a pesar de todo.

Necesitaba hallarme
revolcar la incertidumbre
para no encontrar nada
ni un solo motivo
por el cual el desvelo
pesara tanto.

Todo eso
en la ausencia absoluta
todo eso
con una claridad difusa
escondida…
mientras la buscaba
ella se ocultaba.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Apagador




Al encender la luz
esa sombra sigue siendo
una extensión amplificada
de tu silueta.
Llegás a ser
tres veces tu tamaño
sin poder abrazarte
contra las paredes o el techo
volteás y con un dedo
podrías taparte a vos mismo....
Y te quedás mirando
una mancha sin rostro
la superficie oscura
similar a un charco seco.

Te ponés de lado
y finalmente comprendés:
esto de las bombillas
podría no funcionar
porque has descubierto
ese inmenso lado negro
que según vos
habías escondido.

martes, 7 de septiembre de 2010

Balanceo en dos pasos



Salta del vacío a mi presencia,
siempre con la agonía del olvido
con la ausencia de tu último gesto.
Separa el ojo izquierdo
de mi punto escondido,
que yo no sabré
si ocultarte la dicotomía
de mi ser constante,
mi única razón de sobrevivir.

Salta,
no adelante ni a los lados:
vete detrás de las sombras y los sonidos,
de la hueca presencia de tu hueso.
Salta,
salta,
salta sin aire,
quedándote,
vacío,
en mi presencia.

martes, 31 de agosto de 2010

Mal...interpretado



No estoy enojada.
Solo espero el bus
y me pregunto, con tanta lluvia,
qué pasaría si el mundo
fuera más pequeño
como para caber en la palma de mi mano:
yo me movería desde el meñique hasta el pulgar
y no me mojaría los pies
(desfortunada mi piel)
sería lluvia para una fracción de segundo
y los autobuses y mi ceño
estarían en paz.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Entrega



Me trajeron desde lejos
encerrada en unas manos
tejiendo la hierba de agosto
mientras los frutos de los árboles
asomaban su color rojizo.
Decidieron sacarme de lo innombrado
para que jugara a ser color
en cada susurro del viento
en esas esquinas de la vida.
Fue en la madrugada
cuando grité mi palabra
y al fin tuve la respiración
poblándome los ojos, el pecho,
las uñas y mis mejillas,
al fin tenía un lugar
poblado con el verso y la música
repleto de cánticos azules
y alegrías compartidas.
Desde lejos fue
que decidieron traerme
sin afán de negarme el mundo
y con la certeza de que alguna vez
aprendería a vivir conmigo.

lunes, 23 de agosto de 2010

El verso del amigo ausente



Te alejaste de mí, amigo,
después de que me enseñaste el mar.
Me diste el retrato de las calles
de la magia que con vergüenza
se escondía en el café de las tardes
y una vez que la tuve
quedó un hueco de silencio
en la parte que te alberga.
Te fuiste, amigo,
pidiéndole perdón a mis ojos
cincelando el miedo
de tus años calcinados y oscuros.

Si una vez me pregunté
dónde quedaste,
ahora sé en qué lugar no estás
y es en mi sonrisa
en mis oídos vacíos de historias,
junto a los faros y castillos
que se han ido volando hacia abajo
hechos migas de ilusiones
predispuestos a la angustia.

Hoy te quedas en una mentira que soltaste
para que pintáramos
la vida de unos pocos
nunca la nuestra...

jueves, 5 de agosto de 2010

El que fue caminante

Íntegro quedó el respiro
del poeta que durmió
esas madrugadas movidas
con algún perro callejero
o con el frío del verano.
Acompañado por el recuerdo
va su verso o su relato
desconsolados
y la cicatriz de su lápiz
se ennegrece con cada letra.
Era hábil para narrar historias
y disfrutaba caminar
solo
todas las alegrías y las soledades.
Él si era poeta
no como aquellos cuyas hojas
están en vitrina
descuento de temporada
rebajados
o como los pocos
que cargaron su premio y su título
sin brazos ni moral.
Solía venderle pedacitos
de cuentos
a las calles, las plazas
incluso a las caras de los otros
también a los basureros, los pozos
a las campanadas de la catedral.
Allá se va sobrio
el ruido de su canto
el del malherido caminante
quien jugaba a saberse el mundo...
escurrido aletea su suspiro
y sus manos
atadas a una miseria
no pueden sobrevivirse ya
sin aire.