lunes, 5 de enero de 2009

El columpio - Epílogo


Cuando estás arriba el aire te corta las entrañas. El cabello te punza la cara y se forma una maraña divertidísima: hacia adelante, hacia atrás, hacia adelante, hacia atrás. Con la punta de los pies tocás el sol y sentís un cosquilleo como si los rayos te alcanzaran. Empujás con más fuerza, como queriendo que todo se salga. Voláss. Cuando estás arriba se te cierran los ojos y solo escuchás sonrisas, gritos. Te das cuenta de que sos vos mismo convertido en no sabés qué. Lo único es que estás allí. Apretás las manos y sentís la frescura de la brisa: se te mete por la falda y la hincha como un globo a flote. Te perdés y te enjugás las lágrimas de alegría. Te dejás y te encontrás. Cuando estás arriba.

1 comentario:

Cristina VR dijo...

Hola Lya! :)

Yo también comparto ese sentimiento hacia los columpios, y qué lindo lo narra usted, qué poético y... Ay no sé...! ESTÁ DEMASIADO BELLO!

Saludos :D