domingo, 30 de agosto de 2009

Como si también



Me vine un segundo hacia mi habitación: y lloré. Lo hice sin pausa, sin rostros observándome, sin suspiros escondidos.
Y pensé.
¿Cómo si ni el más mínimo deseo por mí sientes; si tan solo soy quien te quitó besos algunas veces y quien te besa a diario, aunque tu boca no lo sienta; si tan solo soy quien llora por tus versos o los construye junto a la noche y te encierra en el baúl para evitar que me dañes, cómo no consigo desechar un julio o un diciembre, un año que se hace largo?
Lloré.
Sequé mis ojos y volví a salir. Solo sonreiste al verme y aunque no existe, me pareció ver justo un brillo en tus ojos, uno como si alguna vez hubieras llorado también.

1 comentario:

tecla dijo...

Lya.
Una entrada digna de tí.
Qué maravilla.
Aunque sea una despistada, te quiero.
Ya me dirás algo.